En este sentido, la Inteligencia Artificial actualmente tiene la capacidad de “responder a tres niveles de preguntas como son la predicción, el efecto de las acciones y la intervención, y el tercero, la explicación”, de acuerdo con el director de los Sistemas Cognitivos de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), Judea Pearl, uno de los científicos pioneros en la investigación en IA.
Las relaciones causales “han sido siempre un obstáculo, tanto para el hombre como para la máquina, debido a la incertidumbre en la toma de decisiones por la incapacidad de procesar toda la información y el ruido existentes”, pero ahora se cuenta con un lenguaje “que puede inferir la conclusión de forma coherente si introducimos nuestros conocimientos sobre el mundo”, ha explicado.
“La Inteligencia Artificial ya forma parte de nuestras vidas y su impacto es cada vez mayor”, ha remarcado la vicepresidenta de Huawei España y de la Fundación Cruz Roja Española, Therese Jamaa, que ha puesto de relieve que se trata de “tecnologías capaces de simular elementos característicos de la conducta humana y que, actualmente, están siendo capaces de aprender de manera automática”. En este sentido, “este tipo de inteligencia está aportando grandes avances en sectores como la educación, la sanidad o la protección del medio ambiente”.
En su opinión, “muchas industrias pueden beneficiarse de la IA, siempre con el principio de la responsabilidad por delante, analizando las ventajas y limitaciones de la aplicación de la IA en cada caso”. “Si todas las industrias entienden este principio y asumen sus propias responsabilidades, la IA seguirá desarrollándose de manera eficaz”, ha añadido.
En su intervención, el director del CIDAI y director del Área Digital de Eurecat, Joan Mas, ha asegurado que “disponer de datos es clave para poder aplicar y evolucionar soluciones basadas en Inteligencia Artificial” y ha señalado que para estimular la disponibilidad de datos “se están haciendo muchos esfuerzos, especialmente a nivel europeo, para diseñar e implantar los llamados espacios de datos”.
Se trata de estructuras basadas en complejos desarrollos de software para garantizar la compartición segura y confiable de datos y “necesitará de la voluntad y el convencimiento de las empresas e instituciones que generen los datos para compartirlos”, ha dicho Joan Mas.